2021-22: Mis reflexiones

28 enero, 2022

Aunque parezca que estamos a mitad de un año que empezó hace 24 meses, el efecto colectivo del esfuerzo humano se ha notado mucho. Nuestro presidente, el Sr. Kumar Mangalam Birla, comparte sus opiniones tras el inicio de este año 2022

Mr. Kumar Mangalam BirlaEn algunos aspectos, parece que todavía nos encontremos en mitad de un año que empezó hace 24 meses. Las continuas paradas y avances de los negocios y la vida, la tensión entre la falta y la abundancia de tiempo, la cambiantes variables, la disparidad de los resultados y el milagroso impacto de la tecnología. Y, por supuesto, el indomable espíritu que sigue batiéndose con un enemigo formidable.

El esfuerzo humano colectivo ha generado unos resultados increíbles, y aún así se le exige más. En menos de dos años tras el brote pandémico, diez mil millones de dosis de vacunas se han administrado a nivel global. Solamente India ha administrado 1600 millones de dosis. Para poner ese hecho en contexto, se tardaron varias décadas en desarrollar y más tarde administrar a todos los niños del planeta la vacuna contra la polio. Sin embargo, en los últimos dos años, se ha llevado a cabo un esfuerzo extraordinario colectivo para llegar a todos los seres humanos.

A pesar de la enormidad de este fuerzo, aún no se ha acabado. El astuto virus sigue mutando de forma implacable y plantea nuevas incertidumbres para la humanidad. Hemos aprendido por lo ocurrido en los últimos años que no podemos cantar victoria, ni siquiera decir que es el principio del fin, pero ¿hay visos de esperanza para el 2022? Esperanza de que el virus sea mucho menos virulento y molesto para nuestras vidas.

Las exigencias de la pandemia han ampliado las fronteras de la innovación. Un mundo en el que las normas tradicionales ya no funcionan, ha liberado el pensamiento de las cadenas convencionales. Y estamos siendo testigos de una década extraordinaria.

Los feroces años veinte

Hemos empezado la década con un latigazo que muchos temían que nos imposibilitaría durante muchos años. Sin embargo, con el cuerpo contra las cuerdas, se emprendió una lucha global. Se prevé que las dos mayores economías, que representan el 40 % del PIB mundial, van a experimentar un aumento de la producción del 5 % este año.. La economía norteamericana ha registrado su mayor recuperación en cincuenta años. Se han creado 6,4 millones de puestos de trabajo en los EE. UU. en 2021, es el mayor incremento desde que se empezaron a registrar datos en 1939. No se trata únicamente de la reposición de los empleos perdidos, sino que también hay nuevas funciones que las firmas han creado reimaginando los modelos de negocio en sectores como la venta minorista, la salud y los servicios financieros. A pesar de que los mercados bursátiles han reaccionado de forma adversa a las restricciones de liquidez inminentes, con una caída del 10 % del índice S&P 500 en las últimas 3 semanas, la perspectiva para la década sigue siendo inequívocamente positiva.

En la India, una generación de emprendedores están aprovechando en la actualidad las reformas económicas, tan profundas como las llevadas a cabo en 1991. La era del problema doble en el balance debido a préstamos dudosos y empresas excesivamente apalancadas también ha quedado atrás. Y, por lo tanto, esta década va a experimentar un repunte del gasto de capital en muchos sectores. Creo que tenemos frente a nosotros una década de desenfreno en el gasto de capital en la India.

El sector privado también funciona con dos motores, el convencional y la nueva economía. Lo denomino “crecimiento a dos motores”. Los inversores están entusiasmados con las perspectivas de crecimiento en los sectores básicos y emergentes. Sin embargo, desde mi punto de vista, las palabras sector con porvenir se aplica a todo el conjunto de la India e incluye tanto a los sectores convenciones como el cemento, el acero, la electricidad y la automoción como áreas emergentes como la digital y las energías renovables. Ambos cumplen la promesa de crecimiento alto y sostenido.

Las cadenas de cuministro: lecciones del azote

La velocidad y la magnitud del resurgimiento mundial ha sorprendido a todo el mundo, pero también ha dejado algunas partes desprevenidas. Los especifidades de las cadenas de suministro y las complejidades de la optimización multimodal han pasado de ser las ruedas invisibles que engrasaban la economía, a formar una parte central de nuestro discurso.

Los efectos del azote han empezado a prevalecer, hay escasez de humildes semiconductres de 1 USD de Taiwán, un incendio en una fábrica de litografías en Berlín y cada vez mayores colas de personas ansiosas por comprar nuevos coches en la India. En unos mensajes que recuerdan a la época de las restricciones en la concesión de licencias, las personas que desean comprar un coche se encuentran ahora atrapadas en largas listas de espera mientras las empresas se afanan en aumentar la producción.

Por una parte, la escasez de contenedores en algunas partes del mundo, junto con las grandes acumulaciones portuarias en muchos lugares, refuerzan la idea de que el mundo físico sigue siendo importante. A pesar de las rimbombantes afirmaciones de que el software va a adueñarse del mundo, la ausencia de camioneros puede hacer que sofisiticadas operaciones queden estancadas.

Por un lado, estos efectos del azote han puesto en tela de juicio el giro durante décadas hacia operaciones con cada vez mayor eficiencia y precisión que optimizaban los costes operativos, pero elimiban de la ecuación los márgenes de error. Se trata del crudo recordatorio de que en momento de perturbaciones (las cuales debemos prever cada vez más con el cambio climático), la eficiencia gana a corto plazo, pero la resistencia se traduce en valor a largo plazo. Los resultados más próximos de toda esta realidad son la cercanía de las escalas de transporte, la acumulación razonable de existencias, varias alternativas para proveedores y cadenas de suministro más sofisticadas.

Valoraciones: la sanidad supera a la vanidad

El mundo está inundado de capital y es posible que no haya habido un mejor momento para ser emprendedor, habida cuenta de que todo el mundo, desde inversores ángeles a mercados públicos, está dispuesto a apoyar las nuevas ideas. La competencia para oportunidades de inversión y el miedo a quedarse fuera han hecho subir las valoraciones de muchas empresas en pañales a niveles estratosféricos.

Históricamente, la pregunta clave para cualquier nuevo negocio era si satisfacía alguna necesidad no cubierta de los consumidores. El sello distintivo de algunos nuevos negocios de hoy en día es utilizar la fuerza bruta del capital junto con tecnología inteligente para crear nuevas necesidades que no sabíamos ni que existían. Por ejemplo, ¿recibir la compra en la puerta de casa en menos de 10 minutos es un servicio sin el que no se puede vivir? Muchos consumidores claramente piensan eso.

Finalmente, mi propio punto de vista es que en algún momento las unidades económicas tendrán que adquirir importancia. Y los antiguos y fiables conceptos de flujo de caja y márgenes brutos guiarán el comportamiento y las acciones. La única ventaja competitiva sostenible es la que se basa en el intelecto. Las inmensas oleadas de capital barato acabarán erosionando todas las demás barreras de entrada.

Desde la experiencia de Aditya Birla Group en diversos negocios y ubicaciones geográficas, puedo decir que a largo plazo, las empresas sostenibles que tienen éxito son la que generan beneficios, prosperidad y sustento tangibles un trimestre tras otro. La valoración y la longevidad de la empresa se generan de forma automática tras ello.

Una corporación es un repositorio de confianza

La longevidad, por supuesto, se determina mediante la fundación de valores y no solo beneficios.

Este año marca el 75 aniversario de la constitución de la empresa representativa de nuestro grupo Grasim, en un momento en el que la mayoría de las corporaciones tienen una vida media de 20 años. A menudo me he parado a pensar sobre la espectacular longevidad de esta empresa y el ADN que la mantiene joven. Y una de las conclusiones que he extraído es que una corporación duradera no es simplemente un repositorio de productos de calidad o riqueza para el accionista. Más que eso, es un repositorio de confianza. La confianza de los clientes, los empleados, los accionistas y todas las partes interesadas es muy valiosa, pero también muy frágil. Debe cuidarse.

En Grasim, más de 5000 trabajadores han entregado más de 30 años de sus vidas profesionales a la firma y han creado redes externas gracias al privilegio de relaciones con los clientes que tienen más de 50 años. Estas relaciones se crean sobre la confianza mutua y el reconocimiento de los beneficio del crecimiento y la prosperidad compartidos durante varias generaciones.

En los eventos de conmemoración de Grasim, juntamos a personas de 20 años con un bravo antiguo empleado de 100 años. Eso me hizo pensar en el valor inherente de una fuerza laboral de varias generaciones.

Hacia el infinito generacional

A menudo, nos obsesionamos con etiquetas generacionales que son cada vez más específicas. Estamos casi programados para pensar en cada grupo generacional como una fuerza monolítica.

Y, a pesar de ello, paradójicamente, la cada vez mayor esperanza de vida y las tecnologías cambiantes están venciendo a la noción lineal de la profesión y la vida. Un chico de 20 años puede crear una empresa de miles de millones de dólares, orgulloso de haber abandonado la universidad. Al mismo tiempo, una emprendedora de 50 años puede crear una empresa en un nuevo espacio, con la confianza de que tiene muchos años por delante para ver cómo sus sueños dan su fruto. Las habilidades en extremos opuestos del espectro se valoran del mismo modo. La sociedad, que estaba ligada a la jerarquía, ya no se fija en que un ejecutivo a mitad de carrera y con experiencia preste sus servicios y le dé una mano estabilizadora a un joven inflamado por el optimismo desenfrenado de la juventud.

A pesar de que hay marcadores de comportamiento implícitos en cada generación, la capacidad para coexistir podría se muy bien una tendencia definitoria de la nueva década. Más allá del empleo, las amistades multigeneracionales están empezando a añadir fundamento a las vidas, quizás apresuradas por la pandemia.

Concluí mis últimas reflexiones con la frase abierta “Lo que importa es…”. Los últimos dos años me han dejado la sensación de que la continuación más adecuada a ella es Gratitud. Gratitud hacia los profesionales sanitarios que se pasan la mejor parte de sus vidas en EPI, hacia el personal municipal que mantiene la administración cívica en funcionamiento, hacia los agricultores y los trabajadores en las fábricas que mantienen en pie la economía, hacia los repartidores que hacen largos kilómetros en bicicleta para traernos nuestras compras, y hacia mucha más gente.

Ya llevamos dos años de pandemia y nos hemos enfrentado a la verdad de que la proclamación anticipada de un mundo “pospandémico” era prematura, y hay una buena razón para que el cansancio se acumule. Después de todo, el metaverso no es el universo real. Es cierto que una reunión virtual de videojuegos consiguió un récord de 12,3 millones de espectadores. Sin embargo, todavía sigo recordando la felicidad de ir a un concierto en vivo de U2.

A menudo la gente me pregunta cómo se puede lidiar con los altibajos de la vida, creo que el factor más importante es la ecuanimidad. Se trata de aceptar que tanto la adversidad como las ganancias inesperadas son temporales. Y que el verdadero éxito yace en la tranquila aceptación de ambas. La ecuanimidad nos ayuda a darle sentido a los caprichos del mundo con la capacidad de aprender sin emociones del pasado y planificar el futuro. A menudo, el abismo más profundo suele ser el precursor de una mejora inminente.

Siguiendo el espíritu de los tiempos, voy a tomar prestada una profunda idea filosófica proveniente de la criptoesfera, que quizás a propósito tiene un gran poder. ¡WAGMI! Por supuesto, Todos vamos a lograrlo.

- Kumar Mangalam Birla